🌎 ¿QUÉ PASARÍA SI LA MINERÍA SE DETUVIERA EN SU TOTALIDAD?
La extracción de minerales, metales e hidrocarburos es clave en la cotidianidad de las sociedades modernas, y la gran dependencia que tienen estas a la minería ha hecho que diversos expertos señalen la creciente presión que genera esta actividad a la naturaleza, pues la contaminación y pérdida de biodiversidad, además de los fuertes impactos sociales a las comunidades locales a las minas, superan a los benéficos que esta ofrece, recalcó Laura Cole de BBC Future.
Victor Maus, investigador en geoinformática y sustentabilidad en la Universidad de Economía y Negocios en Viena, Austria, ha pasado los últimos tres años analizando, a partir de imágenes satelitales, el área total que el ser humano dedica a la minería, hallando que son alrededor de 100.000km cuadrados, más grande que República Dominicana, Puerto Rico, Costa Rica, Panamá o El Salvador, y semejante al área de Cuba, Guatemala u Honduras.
Así, surge una pregunta: ¿qué pasaría si se detuviera por completo la extracción de combustibles fósiles y minerales?
En el día uno del mundo sin minería, el primer impacto lo sentirían los trabajadores, pues se eliminarían alrededor de 4 millones de empleos formales, esto sin contar la gran cantidad de puestos laborales que se generan de manera indirecta por la minería. “Hay una cantidad de personas que dependen indirectamente de los sitios mineros», afirma Eléonore Lèbre, que investiga en la Universidad de Queensland (Australia) los impactos sociales de la minería.
Así, debido a que muchos lugares “donde puede haber habido operaciones mineras durante décadas, hay comunidades que han llegado a depender de ellas”, como señala Cole, más de 100 millones de personas perderían su sustento.
La mayor preocupación sería el de la energía, pues el carbón sería el primero en irse, ya que “como ocupa tanto espacio, las centrales eléctricas no pueden tener muchas reservas”, comenta John Thompson, consultor minero y profesor de sustentabilidad en Vancouver.
Para poder enfrentar esta crisis energética los gobiernos podrían retomar “la política de tres días (laborales) a la semana”, pues esto ya sucedió en la década de 1970 durante las huelgas mineras de Reino Unido, en donde se impusieron apagones continuos y la racionalización de la electricidad.
De igual manera, las comunicaciones sufrirían una gran crisis, ya que muchos servidores de internet dependen de la energía electrónica a base de carbón, y a pesar de que las redes de telefonía soportarían mayor tiempo esta problemática, el cargar los dispositivos se convertía en un lujo.
El área de la construcción también sentiría fuertemente las consecuencias del abandono de la minería, pues materiales como la arena y grava, a pesar de ser extraídos en masa, se usan en grandes cantidades, motivo por el que las reservas de estas se acabarían en dos o tres semanas, ya que, como señala Aurora Torres, investigadora de las presiones ambientales del uso de la arena en la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica), la cantidad de hormigón que es usado supera por mucho la cantidad que es reciclado.
Otra gran problemática vendría acompañada con la escasez de gas, ya que muchas economías dependen de entrales eléctricas de gas para la electricidad, como Emiratos Árabes Unidos (95%), Bolivia (71%), México (62%), Rusia (45%), EE.UU. (41%) y Argentina (34%), haciendo que los apagones sean más frecuentes.
Así mismo la escasez de metales, mismos que se negocian a través de bolsas en Londres y Nueva York, causaría que sus precios se disparen, al igual que su robo, tal como señala Thompson. Por este motivo, las economías de países como Surinam con su minería de oro industrial, la República Democrática del Congo, donde el cobalto es el rey, y Mongolia, un exportador líder de cobre, estarían en peligro.
«Sería el fin de la sociedad tal como la conocemos hoy», asevera Simon Jowitt, geólogo económico de la Universidad de Nevada, Las Vegas, señalando como ejemplo la gran dependencia que tenemos hacia los teléfonos celulares, recordando que en la década de los 80´s un celular necesitaba unos 20 elementos diferentes, cifra que es más del doble en los teléfonos de la actualidad.
El desempleo alcanzaría “una escala nunca antes vista”, afirma Thompson, pues tras tres meses del abandono de la minería, las reservas de metales de tierras raras y otros metales usados para la tecnología se agotarían, afectando a la industria farmacéutica, automotriz, electrónica y de la construcción.
Una vez se llegue a un colapso de las cadenas de suministro, la producción de gasolina, diésel, plásticos y asfalto para carreteras llegaría a su fin, acabando así la era de los combustibles fósiles. De igual manera, cabe recordar que el 50% de la producción de alimentos depende de los fertilizantes sintéticos, que se componen de diversas fórmulas de fósforo, potasio y gas natural, razón por la que este sector estaría en riesgo.
Con esto, llegaría el reinado de las energías renovables, las cuales tendrían una fuerte problemática, pues para poder producir paneles solares o turbinas eólicas, se necesita una inmensa cantidad de materiales extraídos no renovables.
La carrera por el desarrollo de tecnología de reciclaje y el diseño circular sería el foco de atención de las empresas y naciones, “los productos se diseñarían para que duren más o para que se puedan desarmar más fácilmente y los componentes se devuelvan al sistema», dice Thompson.
«También puede haber el desarrollo de nuevos biomateriales que podrían imitar o reemplazar el papel de los metales (…) Afortunadamente, estos probablemente serían más reciclables”, recalca Thompson.
De igual manera, hay que recordar que “una mina abandonada puede tener una contaminación crónica durante cientos, si no miles de años», tal como enfatiza Lèbre, razón por la que limpiar todas las minas del mundo sería una labor prioritaria, a pesar de que costaría cientos de miles de millones o incluso billones de dólares.
Fuente: El Comercio