
Avances en Minería Aluvial: Concentradores centrífugos para la recuperación sostenible de Oro en Ecuador
Por Gary Ponce, Asistente Técnico de laboratorio IIGE.
La minería aluvial es una actividad extractiva que se realiza en ríos, arroyos y otras zonas donde el agua ha transportado y depositado minerales de alto valor, como el oro. Esta actividad es fundamental para muchas comunidades que practican la minería artesanal y de pequeña escala (MAPE), la cual representa cerca del 20 % de la producción mundial de oro. Aunque genera empleo y desarrollo, la MAPE enfrenta desafíos como el uso de sustancias contaminantes, entre ellas el mercurio, que causan serios impactos ambientales y problemas de salud.
En Ecuador, la MAPE tiene una fuerte presencia en las provincias de Azuay, El Oro, Zamora Chinchipe, Morona Santiago y Napo, donde se concentran actividades de extracción, especialmente de oro aluvial. Aunque está prohibido desde 2015, el uso de mercurio aún persiste para amalgamar oro fino, pese a sus efectos nocivos. Así también, en operaciones de la MAPE, se han adoptado tecnologías como los concentradores gravimétricos “tipo Z”, que son accesibles, pero poco eficientes en contener las partículas finas de oro, lo que ha incentivado la adopción de equipos más avanzados.
Una alternativa eficiente y ecológica es el concentrador centrífugo, desarrollado originalmente por Byron Knelson. Esta tecnología ha revolucionado la recuperación de oro fino sin usar químicos tóxicos, gracias a su sistema basado en fuerza centrífuga que separa partículas por densidad. Además, estos equipos permiten operar de forma semi-automatizada por largos periodos, lo que incrementa la recuperación de metales preciosos y reducen su pérdida en los relaves.
Concentrador Centrifugo, Laboratorio de Metalurgia del IIGE.
Actualmente, en Ecuador, el Instituto de Investigación Geológico y Energético (IIGE) promueve el uso de tecnologías limpias como mesas concentradoras y concentradores centrífugos para mejorar la eficiencia en la recuperación de minerales y reducir el impacto ambiental. Investigaciones como las realizadas en el río Nambija, en Zamora Chinchipe, demuestran que es posible combinar conocimiento científico y herramientas modernas para impulsar una minería responsable. Estos esfuerzos buscan beneficiar tanto al sector académico como a las comunidades mineras, fomentando prácticas sostenibles.
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