La reactivación de Arcom: El pilar para el futuro minero de Ecuador
El 8 de agosto de 2024, la Agencia de Regulación y Control Minero (Arcom) volvió a abrir sus puertas, marcando un punto de inflexión crucial para el sector minero ecuatoriano. Esto no es simplemente un cambio burocrático, sino una respuesta contundente a los crecientes desafíos que enfrenta la industria minera, incluidos el aumento de las exportaciones ilegales y la falta de transparencia en la gestión de recursos. La reactivación de Arcom, bajo el liderazgo de su nuevo director Mauricio Javier Martínez Erazo, es un paso estratégico para fortalecer la minería responsable y sostenible en Ecuador.
Desde su creación en 2009 con la Ley de Minería, Arcom ha jugado un papel fundamental en la regulación y control de la industria minera. Sin embargo, en 2020, durante el gobierno de Lenín Moreno, se tomó la decisión de fusionar Arcom con la Agencia de Regulación y Control de Energía y Recursos Naturales No Renovables (Arcernnr), con el objetivo de optimizar recursos y centralizar el control de los sectores minero, petrolero y energético. Esta fusión, aunque bien intencionada, resultó en una debilitación de la capacidad operativa y de control del sector minero, lo que permitió la proliferación de prácticas ilegales y la pérdida de cientos de millones de dólares para el Estado.
La decisión del presidente Daniel Noboa de separar nuevamente las agencias y restablecer Arcom responde a la necesidad urgente de enfrentar las irregularidades en el sector. La creación de empresas fantasmas que, en los últimos tres años, han exportado más de 500 millones de dólares en oro, sin pagar los impuestos correspondientes y utilizando direcciones falsas, ha generado una crisis de credibilidad y ha puesto en peligro la reputación del país en el mercado internacional.
La minería ha emergido como uno de los pilares de la economía ecuatoriana. En 2023, las exportaciones mineras alcanzaron un récord de 3.324,37 millones de dólares, convirtiéndose en el cuarto rubro de exportación del país, después del petróleo, el camarón y el banano. Este crecimiento exponencial, especialmente en la pequeña minería, es testimonio del potencial de este sector para impulsar el desarrollo económico y social en Ecuador.
Entre 2020 y 2023, las exportaciones mineras crecieron en más del 216%, siendo la pequeña minería la que más contribuyó a este auge. En 2020, este segmento exportó 368 millones de dólares, cifra que se incrementó a 1.258 millones en 2023. Estos datos subrayan la importancia de fomentar una minería bien regulada y controlada, que no solo contribuya al crecimiento económico, sino que también garantice el respeto al medio ambiente y a las comunidades locales.
Con la reactivación de Arcom, el gobierno ecuatoriano envía una señal clara de su compromiso con una minería responsable y transparente. Bajo la dirección de Mauricio Javier Martínez Erazo, un funcionario con amplia experiencia en la administración pública y en el sector minero, Arcom se ha propuesto recuperar la confianza en la institucionalidad y reforzar los mecanismos de control para evitar la proliferación de prácticas ilegales.
Martínez Erazo, quien ha ocupado diversos cargos en el sector público, incluyendo su reciente rol en la Arcernnr como director de Auditoría y Control Económico Minero, Financiero y Administrativo, es visto como un líder capaz de guiar a Arcom en este nuevo desafío. Su experiencia en la emisión de certificados de exportación y en la coordinación técnica de regulación y control minero será crucial para restaurar el orden y la transparencia en la industria.
Uno de los principales desafíos que enfrenta Arcom es la regulación de las exportaciones mineras. Durante la entrevista con Teleamazonas, el viceministro de Minas, Diego Ocampo, reconoció que el Ecuador se enfrenta a un problema sin precedentes: la posibilidad de convertirse en un país que lave oro. Ocampo destacó que es inusual que empresas de reciente creación, sin antecedentes financieros sólidos ni un historial de pago de impuestos, hayan logrado exportar más de 500 millones de dólares en oro en los últimos tres años. Esta anomalía es un claro indicativo de la necesidad urgente de reforzar los controles en el sector.
En respuesta, Arcom ha comenzado a implementar medidas para mejorar la transparencia y la regulación de las exportaciones. Una de estas medidas incluye la centralización de la aprobación de certificados de exportación en Quito, eliminando la descentralización que permitía que las coordinaciones regionales operaran con mayor autonomía y, en algunos casos, con poca supervisión.
Además, Arcom ha iniciado una investigación exhaustiva en las distintas coordinaciones regionales para identificar y sancionar a los funcionarios involucrados en la emisión irregular de certificados de exportación. Hasta ahora, 19 personas han sido removidas de sus cargos, un paso necesario para restablecer la integridad en la agencia y garantizar que la minería en Ecuador se realice de manera legal y transparente.
El futuro de la minería en Ecuador depende en gran medida del éxito de Arcom en enfrentar estos desafíos y en implementar un marco regulatorio robusto que promueva la minería responsable. La agencia planea autofinanciarse mediante la recaudación de tasas administrativas por sus servicios de fiscalización, con el objetivo de recaudar 20 millones de dólares para cubrir sus necesidades operativas. Este enfoque permitirá a Arcom operar de manera más eficiente y autónoma, reduciendo la dependencia del presupuesto estatal y garantizando un control más riguroso del sector.
La reactivación de Arcom marca un nuevo comienzo para la minería en Ecuador. Con un liderazgo renovado y un enfoque claro en la transparencia y la legalidad, Arcom está bien posicionada para enfrentar los desafíos actuales y asegurar que la minería continúe siendo un motor clave para el desarrollo económico del país. La agencia tiene una tarea monumental por delante, pero con el apoyo del gobierno y la cooperación de la industria, puede garantizar que el oro de Ecuador brille en el mercado internacional, no por su origen dudoso, sino por su compromiso con la sostenibilidad y la responsabilidad social.
