Mundo Minero Revista Digital
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🇧🇷 MAFIAS DE LA MINERÍA ILEGAL DESTRUYEN LAS TIERRAS Y COMUNIDADES INDÍGENAS BRASILEÑAS

Brasil es uno de los países más ricos en lo que respeta a su flora y fauna, pues su Amazonía alberga gran cantidad de vida, entre las cuales se encuentran las comunidades y pueblos originarios del país, quienes han sufrido grandes injusticias a causa de la minería ilegal, y que se han visto incrementadas en el actual gobierno de Jair Bolsonaro.

 

La terrible situación que atraviesan las comunidades indígenas fue denunciada dentro de un contundente informe de la entidad Hutukara Associação Yanomami, la cual está formada por los propios líderes indígenas, y que ha generado que el Ministerio Público Federal pidiera el pasado 13 de abril la intervención “urgente” de la Policía Federal y el Gobierno Central en las tierras yanomamis, pues 16.000 personas (56%) de 29.000 habitantes son afectados por las mafias de la minería ilegal, siendo 273, de las 350, las comunidades golpeadas por estas invasiones.

 

Malaria, desnutrición, esclavitud y explotación sexual infantil son algunas de las desgracias que llevan consigo los garimpeiros, grupos clandestinos que buscan oro, quienes no han recibido ninguna represalia por sus actos por parte del actual gobierno, pues este ha generado un incentivo “en abrir la actividad garimpera, que involucra a empresas y a organizaciones criminales. Hay armas de fuego siendo utilizadas contra los indígenas, en una escalada de violencia significativa para traficar el oro”, declaró la antropóloga mexicana Valeria Vega, investigadora de la entidad Red Pró-Yanomami e Ye’kwana, de los pueblos originarios de las tierras de Roraima.

 

Una de las tierras indígenas más afectadas se encuentra en Roraima, lugar en donde habitan 350 comunidades de la tribu Yanomami, pues son más de 20.000 garimpeiros los que invaden su territorio, instalando 35 pistas de aterrizaje clandestinas, causando que los habitantes originarios de esta tierra sufran desnutrición, pues, además de ser esclavizados a trabajar por un plato de arroz, los indígenas no pueden acceder a su fuente alimenticia principal que es la pesca, ya que los invasores arrojan mercurio en los ríos, matando a los peces y contaminando el agua que consumen.

 

Sumado a lo ya mencionado, se encuentra la violencia sexual y homicidios por parte de la mafia de los garimpeiros hacia niñas y adelescentes, siendo uno de los casos el de tres niñas de 13 años de edad, quienes perdieron la vida tras haber sido violadas y embriagadas en la región de Kayanaú. De igual manera, el vicepresidente de la Asociación Hutukara Yanomami, Dario Kopenawa, comentó que “la nueva estrategia de la minería ilegal es llevarse a los jóvenes yanomamis. Los engañan dándoles la ilusión de que van a hacerse ricos con el oro y la casiterita. Les dan alcohol, rifles, cartuchos y teléfonos celulares a cambio de que no sean denunciados. Hay una relación de esclavitud, de explotación”.

 

“Hay, en el discurso de Bolsonaro, un incentivo a no respetar estos territorios y sus formas de vida”, aseveró la antropóloga Vega, pues el gobierno central no cumple con las medidas de protección de las tierras indígenas, las cuales están garantizadas por la Constitución. Así, la devastación social y económica de las comunidades indígenas es innegable, además de ser totalmente evidente la fuerte destrucción de los bosques y ríos por parte de los garimpeiros, quienes tienen barcos, acampes y pistas de aterrizaje clandestinas.

 

 

Ante esta situación, en la que no existe ley ni control y en la que los empleados públicos de asistencia a los indígenas no pueden entrar sin permiso por culpa de las pistas de aterrizaje, el pasado 11 de abril la Articulación Brasileña de los Pueblos Indígenas protestó delante del Congreso de Brasilia contra los proyectos de Bolsonaro que pretenden defender el avance del agrogenocidio de las reservas indígenas, recordando que el expresidente y cándidato presidencial Luiz Inácio Lula da Silva prometió crear un ministerio para los pueblos originarios en caso de llegar a la presidencia en octubre.

 

“La invasión genera problemas de salud, como la explosión de la malaria. La minería ilegal impide que los indígenas puedan trabajar e ir a cazar, a cuidar de sus plantaciones, esto produce desnutrición y la gente tiene miedo de trasladarse dentro de su tierra por temor a morir de un tiro”, reiteró Vega.

 

La tierra Yanomami cumple 30 años de demarcación el 25 de mayo de 2022, tras haber sido reconocida por Fernando Collor de Mello, el primer mandatario electo después 21 años de la dictadura militar.

 

“El ataque a los pueblos de la Tierra Indígena Yanomami ya ocurrió en la década de 1980, con la invasión de más de 40.000 garimpeiros. Hoy, en 2022, la historia se repite. Esto es muy grave”, advirtió Kopenawa.

 
Fuente: Télam

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