Exploración geotérmica en el Ecuador
Por Francisco Herrera, Analista Técnico de Innovación y Direccionamiento Científico 3 | IIGE
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Figura 1. Vista de la plataforma de perforación PEC-1, instalada en el proyecto geotérmico Chachimbiro.
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Pese a la posición geológica privilegiada del Ecuador dentro del Cinturón de Fuego del Pacífico y la actividad volcánica de las islas Galápagos, aún no se ha utilizado ningún reservorio geotérmico para generar electricidad. Se identifican seis áreas potenciales o plays geotérmicos distribuidos entre la Amazonía, los Andes, la Costa y las Galápagos, cada una con características y niveles de exploración distintos.
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La evolución histórica de la exploración geotérmica en Ecuador data desde 1979, cuando comenzaron los primeros estudios de reconocimiento, hasta los avances recientes como la perforación exploratoria de Chachimbiro en 2018, financiada por la cooperación japonesa (JICA). Este proyecto alcanzó temperaturas de hasta 235 °C, confirmando el alto potencial energético del subsuelo ecuatoriano. También existen prospectos relevantes como Chacana, Chalupas, Tufiño-Chiles-Cerro Negro, entre otros, cuya evaluación técnica demuestra la existencia de sistemas de alta y media temperatura asociados a estructuras tectónicas complejas.
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Existe entonces la necesidad de un marco jurídico específico que regule la exploración y explotación geotérmica en el país, ya que la actual legislación eléctrica no contempla las particularidades de este recurso. La falta de normas claras dificultaría atraer inversión y limitaría el avance de proyectos de alto costo inicial. Se ejemplifica el caso de Colombia, donde el Decreto 1598 de 2024 introdujo una regulación moderna que facilita permisos, incentiva la inversión y reconoce el valor estratégico de la geotermia, incluso para la extracción de minerales asociados.
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La energía geotérmica no solo sirve para generar electricidad, sino también, para usos directos en calefacción, balneología, acuacultura o procesos industriales. Ecuador cuenta con una base técnica sólida y un potencial comprobado, pero requiere consolidar su marco normativo e institucional para transformar ese potencial en una fuente estable, limpia y estratégica dentro de su matriz energética nacional.
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