Aplicación de imágenes satelitales en la exploración geológica – minera
Imagen ASTER, combinación RGB, Río Pastaza Morona Santiago Ecuador.
Por Lucía Raquel Avilés Ponce, Analista Técnico IIGE
El uso de sensores remotos se ha convertido en una herramienta importante dentro del campo de las geociencias. En el ámbito geológico sus principales aplicaciones están orientadas a la evaluación de recursos minerales y energéticos; así como, en la cartografía geológica, geología ambiental, tectónica de placas, geomorfología y riesgos geológicos.
Inicialmente, las técnicas de teledetección en el campo de la geología se limitaban a los principios de fotointerpretación sobre fotografías aéreas, utilizando únicamente la región visible del espectro electromagnético (EEM); sin embargo, el avance de la tecnología ha proporcionado instrumentos para observar el globo terráqueo con rangos de longitudes de onda mucho mayores, a través de la adquisición de imágenes multiespectrales captadas por los sensores a bordo de los satélites.
Entre los principales sensores aplicados a la investigación geológica capaces de captar imágenes en distintos rangos del EEM, se encuentran el sensor ASTER (Advanced Spacerborne Thermal Emission Reflection Radiometer) y los satélites LANDSAT.
El sensor ASTER a bordo del satélite TERRA, es multiespectral de imágenes ópticas de alta resolución espacial y radiométrica. Cuenta con catorce bandas espectrales permitiendo identificar determinadas litologías, tipo de rocas y suelo, en función de la emisividad y reflectividad, que varían según su composición mineralógica. En tanto que, los satélites LANDSAT, que capturan imágenes de la Tierra desde la década del 80, como un programa conjunto entre la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos (NASA) y el Servicio Geológico de este país (USGS), contribuyen a la identificación litológica, a través de las variaciones de color; identificación de texturas de las rocas para el mapeo geológico de estructuras, detección de minerales indicadores de zonas de alteración hidrotermal, entre ellos óxidos y arcillas.
Estos instrumentos se han convertido en una herramienta clave para acelerar la exploración geológica en lugares de difícil acceso, posicionándose en la actualidad como una técnica útil en etapas tempranas de la exploración, principalmente para la ubicación de sitios con potencial de minerales de interés económico.
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