Impacto ambiental y social de la minería aurífera en Esmeraldas
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Desafíos y conflictos: la transformación de Esmeraldas por la minería aurífera

La provincia de Esmeraldas, de histórica tradición minera, ha vivido transformaciones significativas desde los años ochenta. La entrada de inversores con mayor capital alteró las dinámicas locales, llevando la actividad aurífera a los márgenes de la ilegalidad. Con condiciones de exclusión racial y una legislación ajena, la minería se vio afectada por grupos paramilitares y guerrilleros de las FARC-EP, agravada por el alza del precio del oro en 2006.

 

El uso intensivo de maquinaria móvil, aunque aumentó la extracción, también aceleró la degradación del paisaje y el uso de agentes químicos, dañando el ambiente y los medios de vida de la población. La impunidad estatal permitió que la población quedara a merced de quienes controlan el territorio, cambiando en 2010 con denuncias y medidas cautelares en 2011, aunque incumplimientos llevaron a la suspensión total de la minería en 2018.

 

El impacto se extiende a varios aspectos. La economía local, antes sostenida por la minería artesanal, cambió con la llegada de grandes actores, concentrando recursos y excluyendo a la población. La degradación de otros sectores, como la pesca y la agricultura, acompañó la contaminación de ríos y destrucción de ecosistemas acuáticos.

 

La explotación aurífera ha dejado cicatrices irreparables en el medio ambiente: deforestación, degradación del suelo y contaminación de cuerpos de agua. La pérdida de hábitats naturales y la disminución de la biodiversidad afectan la seguridad alimentaria de las comunidades locales.

 

El impacto en la salud es innegable. El uso de sustancias tóxicas como mercurio y cianuro ha contaminado agua y suelo, generando problemas respiratorios y neurológicos en la población. Además, la presencia de actores armados y la competencia por recursos naturales han desencadenado conflictos sociales y violencia, creando un entorno inseguro en las comunidades afectadas. Esmeraldas, a pesar de esfuerzos legales, sigue lidiando con las secuelas negativas de la minería aurífera.