Tierras raras
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Tierras raras

TIERRAS RARAS: MÁS COMUNES DE LO QUE PENSAMOS

Ubicados en la parte inferior de la tabla periódica se encuentra un grupo de 17 elementos químicos, que a pesar de ser abundantes en la corteza terrestre y estar presentes en muchos artículos usados en nuestra cotidianidad reciben el nombre de tierras raras. 

 

Este nombre no es otorgado precisamente por la rareza o complejidad de encontrar los elementos en la naturaleza, pues éstos son incluso más abundantes que el oro, la plata, el mercurio o el plomo, su “rareza” radica en la complejidad de los procesos metalúrgicos requeridos para concentrarlos de forma individual, pues con estos elementos se pueden formar más de 180 minerales, de los cuales la batnasita (itrio, cerio y lantano) y la monacita (cerio, lantano, itrio y tulio) son las menas más conocidas de las tierras raras. 

 

Lantano, Cerio, Prasedimio, Neodimio, Prometio, Samario, Europio, Gadolinio, Terbio, Disprosio, Holmio, Erbio, Tulio, Iterbio, Lutecio, Itrio y Escandio son nombres que probablemente al escucharlos no nos generen mayor recordación, o nuestra memoria no nos pueda aportar información de alguno de ellos, pero qué tal si hablamos de las gafas de soldadura, que ofrecen protección visual gracias al Neodimio, o de las imágenes de resonancia magnética, que debido al Gadolinio pueden ayudar en el diagnóstico de cáncer, o que las propiedades magnéticas del disprosio nos permiten tener discos duros más compactos y con mayor capacidad de almacenamiento, ahí ya no son tan “raros”, ¿verdad?, ya empezamos a entender como estos nombres cobran importancia en nuestro diario vivir. 

 

El principal aporte de las tierras raras se encuentra en sus magníficas propiedades magnéticas, eléctricas y luminiscentes, las cuales les permiten ser usados como facilitadores y constituyentes de procesos tecnológicos en baterías de carros híbridos, eléctricos y smartphones, televisores de pantalla plana, luces led, equipo militar, industria aeroespacial, tratamientos médicos y refinamiento de petróleo, por nombrar algunos de los principales aportes de las tierras raras a la humanidad. 

 

Actualmente los yacimientos de tierras raras se asocian a cuatro tipos de rocas; rocas carbonatitas, ígneas alcalinas, arcillas lateríticas y depósitos tipo placer, siendo China el principal productor mundial de tierras raras con el yacimiento de Bayan Obo en Mongolia, aportando el 95% de la producción mundial, seguido de Estados Unidos con el yacimiento Mountain Pass. 

 

A pesar que el mercado de tierras raras es dominado por China y Estados Unidos se conocen reservas de estos elementos en Vietnam, Rusia, India y Australia, en América latina encabeza la lista Brasil, con una producción superior a los 20 millones de toneladas, siendo el único país hasta el momento que produce tierras raras en esta parte del mundo, así mismo se han identificado yacimientos en Chile con el proyecto de Biolantanidos, en Argentina se han reportado algunos indicios de escandio en la provincia de Catamarca, Bolivia registra presencia lantánidos en santa cruz y en Colombia se ha presentado extracción informal de coltan. 

 

Los yacimientos asociados a estos elementos cobran especial interés con el proceso de transición energética que estamos viviendo, pues debido a las propiedades mencionadas anteriormente adquieren especial importancia en la generación de energías limpias como la solar y la eólica, además que son un aporte fundamental en el desarrollo de nuevas tecnologías, el “oro verde” como son conocidos estos elementos en algunas partes, ha adquirido el estatus de minerales críticos, esto debido a los pocos depósitos conocidos en el mundo y el riesgo de escases en el suministro de los mismos, lo cual puede ser un impacto para numerosas potencias económicas. 

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